Fui a visitar a mi rubia amada, a la que tenía algo olvidada por mi enfermiza necesidad de conocer íntimamente al "gordo" guille y, de alguna manera al conocerlo,poder librar a ella de esa persecución de la que necesitaba saber su "inicio" su "primum movens" (el primer momento , la primera causa), persecución que posteriormente se hizo obcecada, frenética, sin descanso.
La rubia Teresa (que así se llama mi amor) me abrazó apasionadamente, como era su costumbre, me habló de su soledad, rogándome que me fuera a vivir con ella, porque su amor me cubriría como una cálida manta.
Había llevado unos bizcochitos y factura para acompañar al mate infaltable, compartido con Tere a la que le encantaba pasar el rato charlando conmigo de mil temas distintos, mientras consumíamos plácidamente la verde infusión , un clásico que argentinos y uruguayos compartimos como el tango, el Rio de la Plata , Gardel, el fútbol...
Esta vez, luego de una charla con temas intrascendentes, me impuse la necesidad de conocer algo más del misterioso conflicto de mi rubia con el gordo.
Me encontraba saboreando el 10º bizcocho de grasa cuando suavemente, como sin interés la interrogué sobre ese enigma que deseo resolver.
La rubia tosió coquetamente, haciendome recordar a la nerviosa tos del Guille, respiró profundamente, me abrazó sensualmente, me llevó hasta su cama y.....allí me olvidé de la pregunta, de mi curiosidad , de mis dudas y me revolqué alegremente en ese mar de dicha, desenfreno y sexo...
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