Las entrevistas con el gordo me interesaban cada vez más , eran increíbles , cada vez me absorbía el interés que despertaba la narración de sus aventuras, que me resultaban tan emocionantes y subyugantes o mucho más que alguna novela de las tantas que se escriben diariamente exprimiendose el cerebro, mientras el guille con su verdad me hacía subir el interés hasta lo más alto quedándome allí suspendido y en éxtasis..
Con su eterna carraspera se acomodó en su poltrona y una vez más siguió con su monólogo, arrastrando las palabras, remojando su lengua saburral con whiskey importado entrecerrando los ojos, como ayudando a la memoria, estrujando su cerebro para escurrirle hasta el último milimetro de sus recuerdos.
En esta oportunidad abrió el arcón de su pasado , y comenzó a relatar el famoso caso de Alberto Szorman que perdonando la redundancia lo hizo a Guille más famoso aún.
El tal Szorman era un exitoso industrial del acero, que alternaba su oficio activamente con una terrible adicción al juego, de manera que balanceaba ganancias y pérdidas con las encontradas y distintas fluctuaciones de la siderurgia y lo lúdico. De más está decir que las ganancias pertenećían a la industria y las pérdidas, bueno, las pérdidas eran atribuíbles a la ruleta, los naipes, los dados, los fulleros, etc.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment