Transcurrieron 3 meses desde el aciago día en que, el "garzo" se quedó con la plata del juego que había ganado el gordo "guille".
Me costó reponerme, me sumí en una depresión severa que minó mis energías, tanto para trabajar como para continuar mi romance con mi adorable rubia, que trató de consolarme por la derrota sufrida y le prometí en medio de mi tristeza que insistiría hasta lograr el objetivo.
Realicé un casting rápido con individuos que me recomendaron, individuos que gozaban de un gran respeto por su calidad en el trabajo encomendado, la discreción a toda prueba, la seguridad y certeza para no dejar rastros y consumar la tarea.
Pasaron sujetos de todo tipo, físicamente impecables, atléticos, algunos taciturnos, otros alegres, gustosos de vivir bien, pero todos absolutamente todos, de andar felino, permanentemente atentos a lo que acontece alrededor, la mirada inteligente, que a su vez infunde temor, los músculos tensos, preparados para la feroz acometida.